noviembre 18, 2012

Solos tú y yo

Eran las 4 de la mañana,
todo tranquilo y yo uno de mis desvelos pasaba.
Sonaba una bocina cansadora,
me asomo la ventana y en la otra vereda ahí estaba.
"¡Vamos, vine a cumplir con mi palabra!",
y en mi rostro una sonrisa se dibujaba.
Me sentía como una nena cuando se esconde de su hermano,

el corazón acelerado a pocos latidos de tenerlo en las manos.
Corrí a abrazarlo,
me recibió con un beso y un "te quiero siempre a mi lado".
Condujo toda la noche hasta un lugar secreto,
nos olvidamos del mundo y eso fue lo más bello.
"Huele a libertad" susurré,
"a tu lado, todo huele así" logre escuchar.
Pasaron las horas y nos acompaño la noche,
bajo la luz de la luna su piel era mi horizonte.
Desperté con una sensación rara,
era él besando mi espalda.
Sonaban los celulares,
Mamá-Papá, pero no teníamos intención de avisarles.
Se acercaba la noche,
puedo decir que cumplió con las intenciones.
"Va a ser mágica y difícil de olvidar",
"¿quien dijo que lo iba a intentar?" le respondí.
Mañana del día siguiente,
había que volver, nos esperaba toda nuestra gente.
Llegamos al punto de salida,
llegaba el final de esa hermosa huida.
"Gracias por cumplir con esto",
"al contrario corazón, fue un placer hacerlo."





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